lunes, 14 de junio de 2010

Caso Carranza: el Gobierno español antepone otros intereses a los derechos humanos

Todos los intentos para que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero rectifique su postura en el caso del abogado y mediador vecinal Juan Manuel Carranza han sido en vano. Ignorando no ya cuestiones básicas de justicia sino criterios humanitarios, el pasado viernes 4 de junio el Consejo de Ministros aprobó su extradición a Perú para que sea juzgado por un presunto delito de terrorismo. Y lo hizo a pesar de que la Audiencia Nacional no ha resuelto aún un recurso de nulidad presentado por su abogado, el letrado Gonzalo Boye, contra una sentencia del Pleno de la Sala de lo Penal de este tribunal que refrenda su expulsión. El ejecutivo español ha optado por anteponer sus buenas relaciones con el Gobierno de Alan García, muy cuestionado en instancias internacionales en materia de derechos humanos, a la defensa de estos últimos. Precisamente el acuerdo del Consejo de Ministros se producía en la vigilia del aniversario de una jornada negra para el ejecutivo peruano, la llamada “masacre de Bagua”. El 5 de junio de 2009, una feroz represión de las fuerzas del orden peruanas contra miles de indígenas que bloqueaban carreteras para exigir la derogación de dos decretos legislativos que ponían en riesgo la integridad de sus tierras, se saldó con 34 muertos oficiales, aunque fuentes indígenas hablan de muchos más. En tres años del segundo Gobierno de García, las organizaciones de derechos humanos han contabilizado la muerte, a manos de la policía peruana, de al menos 101 personas –entre ellas cuatro niños–, la mayoría durante protestas sociales. Nada de esto ha tenido en cuenta el gabinete de Zapatero.
Si la Audiencia Nacional rechaza el recurso de nulidad, Boye apelará ante la última instancia española, el Tribunal Constitucional, aunque la Audiencia puede revocar en cualquier momento la libertad provisional de Carranza e iniciar los trámites para su deportación, una perspectiva que horroriza a su mujer y a sus dos hijos, que junto él residen en España desde 1998. El Estado peruano pretende juzgar a este mediador vecinal del barrio de Los Rosales (Villaverde, Madrid) y trabajador de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) por formar parte de Sendero Luminoso. En realidad, su único delito fue realizar un año de prácticas de derecho en la Asociación de Abogados Democráticos (AAD), entidad que, entre otros acusados, daba soporte a detenidos de este grupo armado. Los miembros de la AAD fueron perseguidos, torturados, encausados y asesinados, y nunca se ha probado su vinculación con Sendero, como han reconocido las peruanas Comisión de la Verdad y la Corte Suprema de la Justicia.
En caso de ser extraditado y juzgado en Perú, el proceso ofrece pocas garantías, dada la escasa independencia de los tribunales en este tipo de casos altamente politizados. Pero, más allá de este hecho, tanto Juan Manuel como su familia temen por su propia vida ante la inhumana y degradante situación de las prisiones y al estado de salud del propio acusado. El abogado, de 49 años y nacionalidad española, padece una incapacidad física del 33%, consecuencia de las torturas a las que le sometió la policía de Fujimori en 1992. Además, corre el riesgo de encontrarse en prisión con ex militares que en su día le vigilaron y acosaron y que han sido condenados por torturar, secuestrar y asesinar a disidentes políticos. Al margen de todo esto, la extradición de Carranza supondría una nueva fractura en su vida y una extraordinaria injusticia, máxime si se tiene en cuenta que ha sido él quien ha tomado siempre la iniciativa judicial, y ha solicitado ser juzgado en España para aclarar definitivamente los cargos que se le imputan. Por ello, su familia y amigos redoblan sus esfuerzos para tratar de frenar in extremis su deportación, organizando actos como la cena de solidaria que tuvo lugar el pasado 3 de junio en el madrileño barrio de Tetuán.

jueves, 3 de junio de 2010

miércoles, 12 de mayo de 2010

LA AUDIENCIA NACIONAL REFRENDA LA EXTRADICIÓN A PERÚ DEL ABOGADO MANUEL CARRANZA, PONIENDO EN PELIGRO SU INTEGRIDAD

Su abogado, tras pedir la nulidad del auto de la Audiencia, presentará un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional
Juan Manuel, que tiene nacionalidad española, ha sido perseguido desde 1992 por formar parte de la Asociación de Abogados Democráticos, una entidad legal que Fujimori relacionaba con Sendero Luminoso
Este mediador vecinal de Villaverde, que cuenta con el apoyo de la FRAVM y de las AA VV del distrito, sufre una discapacidad debido a las torturas padecidas en Perú


Madrid. 12 de mayo de 2010. Las esperanzas que el abogado y perseguido político Juan Manuel Carranza había puesto en la justicia española se desvanecen. Y con ellas, una pretensión tan simple como ordinaria: tener una vida normal en Madrid, donde trabaja como mediador vecinal para la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). El pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional acaba de desestimar el recurso de súplica contra un auto de la Sección Segunda de esa misma sala que da vía libre a su extradición a Perú para ser juzgado por un delito de “terrorismo”. De esta manera, el tribunal accede a una solicitud realizada por el Gobierno peruano que fue cursada por el Ministerio de Exteriores español en 2008. Ante las evidentes fisuras que presenta la resolución del pleno, y a sabiendas de que es extremadamente difícil un resultado favorable, el abogado de Carranza presentó ayer un recurso solicitando su nulidad, aunque ya prepara su último cartucho judicial, un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. En el plano político, su familia, el comité de apoyo y otras organizaciones sociales redoblan sus esfuerzos para lograr que el Gobierno español rectifique su postura y deniegue la extradición de este mediador vecinal del barrio de Los Rosales (Villaverde Bajo) que, casado y con dos hijos, lleva viviendo en España desde 1998. El Estado peruano pretende juzgarlo por unos hechos que ocurrieron a principios de los noventa: según éste, Carranza formaba parte de Sendero Luminoso. En realidad, su único delito fue realizar un año de prácticas de derecho en la Asociación de Abogados Democráticos (AAD), entidad que, entre otros acusados, daba soporte a detenidos de este grupo armado. Los miembros de la AAD fueron perseguidos, torturados, encausados y asesinados, y nunca se ha probado su vinculación con Sendero, como han reconocido las peruanas Comisón de la Verdad y la Corte Suprema de la Justicia.
En caso de ser extraditado y juzgado en Perú, el proceso ofrece escasas garantías, dada la escasa independencia de los tribunales en este tipo de casos altamente politizados. Pero, más allá de este hecho, tanto Juan Manuel como su familia temen por su propia vida, ya que en el país andino su seguridad no está garantizada debido no sólo a la falta de garantías procesales, sino también a la inhumana y degradante situación de las prisiones y al estado de salud del propio acusado. El abogado, de 49 años y nacionalidad española, padece una incapacidad física del 33%, consecuencia de las torturas a las que le sometió la policía de Fujimori en 1992. Además, corre el riesgo de encontrarse en prisión con ex militares que en su día le vigilaron y acosaron y que han sido condenados por torturar, secuestrar y asesinar a disidentes políticos. Nada de esto ha sido tenido en cuenta por el pleno de sala de lo penal de la Audiencia, que en el auto se muestra convencido de que el caso de Carranza será seguido en Perú “con todas las garantías” y que “a día de hoy no ha quedado constatada ni probada en autos” la mala situación de las cárceles en este país. Tampoco investigaciones de organismos de derechos humanos como Human Rigths Watch, que en su Informe de 2010 sostiene que en Perú "la tortura y el maltrato de presuntos delincuentes representan un problema crónico". Y mucho menos las 101 personas –entre ellas cuatro niños, campesinos y mujeres– que han muerto a manos de la policía -la mayoría durante protestas sociales- en tres años del segundo Gobierno de Alan García.
Al margen de todo esto, la extradición de Carranza supondría una nueva fractura en su vida y una extraordinaria injusticia, máxime si se tiene en cuenta que ha sido él quien ha tomado siempre la iniciativa judicial, y ha solicitado ser juzgado en España para aclarar definitivamente los cargos que se le imputan.
Entre 1991 y 1992, tras concluir Derecho, Carranza realizó prácticas en la AAD. Su único delito fue prestar asistencia a acusados sin recursos. Y hacerlo en una entidad que, a pesar de haber sido siempre legal, el Gobierno peruano vincula con Sendero. Por este motivo, Juan Manuel fue detenido (durante 15 días), torturado, perseguido y acosado, lo que le obligó a dejar no sólo la AAD sino también Lima, para exiliarse, en 1996, en Argentina. Allí obtuvo la condición de refugiado político. Dos años más tarde, coincidiendo con una campaña de detenciones y extradiciones de peruanos en países como Bolivia y Venezuela, Manuel y su compañera vuelven a ser objeto de hostigamiento y vigilancia, a pesar de su condición de refugiados, por lo que se establecen en España, que pronto les concede la nacionalidad. En Madrid trabajó primero en la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y desde hace dos años en la FRAVM, entidades que le han brindado todo su apoyo en un proceso que consideran arbitrario e inicuo. Los cargos o “pruebas” contra Carranza son inconcretos e insustanciales y están basados en declaraciones obtenidas bajo tortura que luego fueron retiradas.
De ser extraditado a Perú, el Estado español cometería un acto de extrema injusticia, por lo que tanto las organizaciones citadas y otras como la Asociación Libre de Abogados, como su familia y amigos, reclaman al Gobierno de Zapatero la paralización inmediata del proceso de extradición.

martes, 9 de marzo de 2010

LA AUDIENCIA NACIONAL NO FRENA LA PERSECUCIÓN POLÍTICA DEL ABOGADO Y MEDIADOR VECINAL JUAN MANUEL CARRANZA

Su abogado defensor acaba de presentar un recurso de súplica ante el Pleno de la Sala Penal de la Audiencia Nacional
Juan Manuel Carranza, que trabaja en la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) y tiene dos hijos, teme por su seguridad y su vida si lo expulsan a Perú
El mediador, de nacionalidad española, ha sido perseguido desde 1992 por formar parte de la Asociación de Abogados Democráticos, una entidad legal que Fujimori relacionaba con Sendero Luminoso

Madrid. 9 de marzo de 2010. El acoso a Juan Manuel Carranza, abogado y mediador vecinal en el madrileño distrito de Villaverde, parece no tener fin. La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional acaba de acceder a la solicitud de extradición del Estado peruano para juzgarlo por un genérico delito de “pertenencia a grupo terrorista”. Del mismo Estado que, por razones exclusivamente políticas, lo persigue y acosa desde 1992, tal y como ha reconocido el ACNUR y el propio Gobierno argentino, que en 1996 le concedió el estatus de refugiado político. El único “delito” que ha cometido Juan Manuel, que ha trabajado para CEAR y actualmente lo hace para la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), ha sido realizar un año de prácticas de derecho en la Asociación de Abogados Democráticos del Perú, entidad que, entre otras personas, daba soporte a acusados de pertenecer a Sendero Luminoso. Los cargos contra este mediador de 49 años, de origen peruano y nacionalidad española, casado y con dos hijos, no sólo han prescrito, sino que son inconcretos e insustanciales y están basados en declaraciones de detenidos obtenidas bajo tortura que luego fueron retiradas. Algunas declaraciones, incluso, sitúan a Juan Manuel en Perú en 1997, año en que ya estaba exiliado en Argentina. Pero la Sección Segunda de la Audiencia Nacional, tras la vista oral que tuvo lugar el pasado 1 de febrero, no sólo no ha tenido en cuenta estas circunstancias sino que ha rechazado todos y cada uno de los argumentos de la defensa de Carranza. “El tribunal no ha razonado nuestras alegaciones y pruebas, lo que constituye una vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva”, sostiene Juan Manuel, que siempre ha colaborado con la justicia española y no se esperaba una respuesta tan poco inicua de la Audiencia.
Su abogado presentó el 1 de marzo un recurso de súplica al pleno de la Sala Penal de la Audiencia Nacional, que en las próximas semanas deberá emitir una nueva resolución, de tal forma que si refrenda el acuerdo de la Sección Segunda Juan Manuel será enviado a una prisión española a la espera de ser extraditado. Desde la cárcel, el mediador vecinal, que cuenta con el apoyo de numerosas entidades sociales, la FRAVM, CEAR y la Asociación Libre de Abogados entre ellas, podrá recurrir al Tribunal Constitucional pero es más que probable que antes de que éste emita una sentencia definitiva, el Gobierno español curse la extradición, poniendo en riesgo la propia vida de Carranza. Su familia y amigos, que se encuentran destrozados ante esta perspectiva, insisten en que un proceso judicial en Perú no ofrece las “debidas garantías” y que su allegado puede sufrir “tratos inhumanos y degradantes”, como ya ocurrió en el pasado. Carranza padece una una incapacidad física del 33% consecuencia de las torturas infringidas por la policía de Fujimori en 1992. A la falta de garantías procesales en casos tan politizados como éste hay que añadir la inhumana situación de las prisiones peruanas donde será encerrado Juan Manuel. Recientemente, la Audiencia Nacional y el Tribunal Constitucional españoles, en el caso del español Salvador Alfonso Escrivá, reconocieron que éstas no garantizan la vida y seguridad de las personas internas. Por este motivo el Gobierno de Rodríguez Zapatero rechazó una petición de extradición contra este ciudadano.
En estos momentos, los familiares, amigos y compañeros de Juan Manuel redoblan sus esfuerzos para que las altas instancias judiciales y el Ejecutivo de nuestro país actúen de igual manera y en virtud de criterios humanitarios y de justicia, rechacen la demanda de extradición del Gobierno peruano. Para ello, ya han recogido centenares de peticiones individuales y de organizaciones que, de manera progresiva, están llegando a la Audiencia Nacional. “¡Ya es hora de poner fin a una persecución política que dura más de quince

miércoles, 17 de febrero de 2010

viernes, 29 de enero de 2010